Entorno
Crisis de 2008 vs coronavirus: el deporte, ante una recesión acelerada
Durante los últimos dos años el gasto medio en deporte se ha situado en máximos históricos, llegando a 118,64 euros por persona. Pese a que el sector ha resistido el primer golpe a través de las ventas online, la caída del PIB y el aumento del paro pondrán a prueba su resistencia.
8 jun 2020 - 04:58
El lockdown ha dejado un mundo de incertidumbre en el deporte. Mientras que las propiedades deportivas y operadores audiovisuales se enfrentan a pérdidas multimillonarias tras parar las competiciones, los fabricantes y retailers han podido esquivar en parte el primer golpe gracias al aumento de la demanda de artículos para practicar actividad física en confinamiento. Ahora bien, el escenario posterior a la desescalada presenta un panorama menos halagüeño sobre la evolución de la demanda: el Gobierno prevé cerrar el año con una tasa de paro próxima al 20% y una caída del 9,2% del Producto Interior Bruto (PIB).
¿Cómo afectará la previsible crisis económica en ciernes al gasto de los españoles en productos y espectáculos deportivos? Como referencia, el sector solo tiene la anterior recesión económica, cuando la caída del PIB y el aumento del paro se reflejó rápidamente en el presupuesto total de las familias, y particularmente en el gasto en productos y servicios no esenciales.
El estallido de la pandemia ha cogido al deporte en un momento dulce en términos de volumen de gasto. En 2018 el gasto medio en material deportivo, junto a la participación en competiciones deportivas y la asistencia a los estadios, se situó en 115,86 euros por persona, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata del segundo mejor dato desde que hay registros, sólo por detrás del de 2017, cuando se alcanzó el techo con 118,64 euros de media.
Las categorías utilizadas por el INE incluyen el gasto en bicicletas, acampada, equipamiento, grandes artículos como la maquinaria y el gasto en asistencia y participación en eventos deportivos y recreativos, donde también se integran los espectáculos culturales. Esta última categoría, la participación en eventos deportivos tales como carreras populares o ligas federadas, es la que concentra más de dos tercios del gasto total, con 77,42 euros por persona en 2018.
Con la cancelación de las competiciones no profesionales y otros eventos de carácter anual, así como por la imposibilidad de jugar con público en los estadios, se prevé que ambas categorías sean las más afectadas en 2020 en términos de gasto. A este batacazo habrá que añadirle el impacto posterior al coronavirus, ya que la población no tendrá la misma capacidad de gasto que durante los últimos tres años y, posiblemente, se guiará por otras prioridades.
La crisis económica de 2008 provocó que el gasto deportivo disminuyese ocho euros por persona en sólo un año, hasta 90,17 euros por persona en 2009). Es una tendencia acorde al ajuste del presupuesto total de las familias: cuando el paro llegó a rozar el 19% en 2009 (similar a lo que se espera para este año), el presupuesto total de los españoles cayó un 3,8%.
Pese a todo, la industria deportiva no acusó el golpe de igual forma que otros sectores y el desembolso medio por persona nunca disminuyó a niveles anteriores de la crisis (86,38 euros en 2006). En el caso de la moda, por ejemplo, el gasto pasó de 769,89 euros por persona en 2008, a 547,97 euros por persona en 2012, su mínimo histórico, y aún está lejos de los niveles precrisis.
Para el deporte, en cambio, ha sido diferente y no sólo se ha producido una rápida recuperación, sino que hasta 2018 el gasto se situaba en su mejor momento. La remontada se produjo de forma gradual a partir de 2012, el año más duro de la crisis, cuando la tasa de paro se situó en el 25,8% y el presupuesto anual por persona y año se hundió hasta 11.012 euros.
El gasto en deporte se situó aquel año en 87,42 euros de media y aumentó hasta 95,72 euros en 2013. Tras dos años de inestabilidad, en 2016 llegaron los brotes verdes definitivos y se superó por primera vez la barrera de los 100 euros por persona y año en deporte.
Ahora bien, a diferencia de la recesión de 2008, la previsión es que la crisis del coronavirus se contraiga en el tiempo. Es decir, no se producirá de forma paulatina durante un ciclo de cinco años, sino que llegará de forma abrupta, justo cuando la economía comenzaba a asentarse en la etapa de recuperación.
El paro deportivo alcanzó el máximo histórico en abril, mientras que la producción de artículos para la actividad física y las exportaciones también cayeron a mínimos históricos. Si bien se trata de una situación excepcional, motivada por el decreto que paralizó toda la actividad comercial y de fabricación no esencial, una parte del tejido empresarial aún prevé mantener en el Expediente de Regulación Temporal de Empleo (Erte) a parte de sus trabajadores hasta finales de año y numerosos comercios han bajado ya la persiana de forma definitiva.
A medida que disminuya el poder adquisitivo, también es previsible que lo haga el gasto en deporte, que en 2018 apenas representó el 0,48% del total del presupuesto de los españoles. En 2009 y 2012, dos de los años clave de la recesión de 2008, el peso del deporte cayó por debajo del 0,4%. Cuando casi uno de cada cinco residentes se encontraba en situación de desempleo el deporte no sólo se enfrentó a un consumidor local más empobrecido, sino también menos dispuesto a gastar parte de su menguante presupuesto a correr una maratón, ir a un partido de su equipo favorito o comprar una bici o un par de zapatillas.