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Juan Antonio Morales (La Penya): “Si la búsqueda de un espónsor es complicada, en una situación excepcional se eleva al máximo”

El presidente del Club Joventut de Badalona reconoce que el apoyo del fondo Scranton ha permitido capear el temporal provocado por el Covid-19, y afirma que el reto del club está en convencer a los abonados y a los patrocinadores para que sigan apoyando a la entidad.

P. López

20 may 2020 - 04:59

Juan Antonio Morales, presidente del Club Joventut de Badalona

 

 

El Club Joventut de Badalona ha sorteado a lo largo de su historia crisis que han puesto en jaque su viabilidad y continuidad en la élite del baloncesto español. Esa experiencia y el apoyo de su accionista mayoritario, Scranton, hace que la entidad está capeando la situación provocada por el Covid-19, que ha supuesto el parón de las competiciones, con el freno al negocio que conlleva. “Tenemos un aliado que nos permite sobrellevar estos momentos con un apoyo que apoyo que nos permite remontar la situación”, reconoce el presidente del club, Juan Antonio Morales.

 

Pregunta: El club ha pasado unos años complicados y, con la llegada de Scranton al accionariado, había encontrado la estabilidad. ¿Cómo ha afectado esta situación a los ingresos del club?

Respuesta: Veníamos de una temporada en beneficios operativos y este año estamos muy lastrados por la falta de patrocinador principal. No hemos podido vender el naming del equipo y eso ha supuesto una falta de ingresos que teníamos presupuestados. Unido a la situación actual y a la falta de ingresos por ticketing y merchandising, la incertidumbre sobre el reparto de los pagos de la ACB, nos hace pensar que este ejercicio no será bueno. A la falta de espónsor principal se ha sumado que se han caído patrocinios de empresas locales que están sufriendo con dureza el coronavirus.

 

P: La entrada de Scranton como accionista mayoritario en 2018 supuso un pulmón económico para estabilizar el club. ¿En qué se ha traducido su apoyo en estos meses?

R: Desde su entrada tenemos un aliado que nos facilita sobrellevar estos momentos con un apoyo que nos permite remontar la situación. No sólo tenemos confianza en ellos, sino que durante esta temporada ya nos han ayudado para respetar los compromisos de pago asumidos, que es algo muy importante para ellos. La Penya, como empresa de este grupo, forma parte de esta política.

 

 

 

 

P: ¿Cuánto podría caer el negocio si la fase final de la ACB no pudiera celebrarse?

R: Jugar o no la fase final afectaría al reparto de ingresos de la ACB. La ejecutiva de la competición nos ha trasladado que cree que podrán mantener la práctica totalidad de los ingresos comprometidos por esta vía, en la que figuran los patrocinios de la competición y los derechos audiovisuales. Aunque la ACB está trabajando para evitar la reducción del reparto económico, si se produjera, prevemos una caída del 20% del reparto de la competición.

 

P: ¿Qué medidas han llevado a cabo para reducir gastos?

R: Al no haber encontrado espónsor principal, antes de que estallara la situación del Covid-19 ya habíamos controlado los gastos. Veníamos con mucho trabajo hecho posponiendo todo lo que no fueran necesidades perentorias y controlando cada euro que sale de caja. En épocas como esta, ya no manda tanto el resultado económico como la tesorería. También ha habido una reducción de gastos orgánicos por dejar de jugar partidos, como los desplazamientos o los suministros para el pabellón. Pero de momento, no hemos tomado ninguna medida de Erte ni de reducción salarial porque para Scranton era importante cumplir con los compromisos.

 

P: ¿Con qué escenario de recuperación de los ingresos trabajan?

R: En nuestro caso concreto, creo que la temporada que viene va a ser muy dura. Estamos elaborando el presupuesto planteando reducciones de ingresos por ticketing y abonos. También podría haber caída de los ingresos del reparto de la ACB, a lo que se añade la incógnita de si participaremos 18 ó 20 equipos. A mayor número de equipos, menos dinero a repartir entre los participantes. La temporada que viene será dura y eso se notará en el principal gasto de la sociedad anónima deportiva (SAD): en las nóminas de los jugadores. El mercado notará claramente la situación actual y se gastará menos en nóminas y fichajes.

 

P: ¿Cómo convencer al fan para continúe estando abonado al club?

R: El gran objetivo es intentar que la inmensa mayoría de la masa social, compuesta por 4.000 socios, renueve su abono para el año que viene. Puede haber problemas por la situación económica de cada uno, pero no dudamos de su compromiso y de que la gente de La Penya es muy fiel al Joventut. Harán todo lo posible para seguirnos apoyando, pero otra cosa es que se lo pueda permitir.

 

 

 

 

P: ¿La crisis económica derivada del Covid-19 impactará en los ingresos por abonos?

R: Sin duda. Tenemos a una afición muy familiar y, en una familia, pagar cuatro abonos, es una cantidad de dinero importante que, según cómo haya quedado la situación laboral de las familias, puede hacer que el pago del abono quede en un segundo plano ante otras necesidades más urgentes. Por ello estamos trabajando opciones para no perder a nadie, incluso a quien no se lo puedan permitir.

 

P: Tras pandemia, ¿el fan querrá volver al pabellón cuando los partidos puedan volverse a disputar con público?

R: Dependerá de la naturaleza de cada uno. En estas fases vemos a gente valiente o inconsciente que quiere salir ignorando un poco los riesgos, y gente más precavida. Imagino que habrá de todo, gente que se fíe de los protocolos de seguridad, y gente que hasta que no esté inmunizada o haya vacuna no acudirá. Tenemos un pabellón grande y podemos cumplir la distancia de seguridad. Creo que toda esta situación estará latente hasta que no haya una vacuna y un tratamiento que aleje el miedo que ahora mismo tenemos todos a esta enfermedad.  

 

P: ¿Cómo se convence a los patrocinadores para que continúen con el club en un momento de parón de la competición y crisis?

R: Si la búsqueda de un espónsor es siempre complicada en circunstancias normales, en una situación excepcional la dificultad se eleva al máximo exponente. Lo que sí hemos hecho es no quedarnos parados y, en este momento en que nuestra principal vía de retorno al espónsor está parada, hemos potenciado la comunicación digital. Hemos aumentado en seguidores y engagement para intentar justificar la inversión de los patrocinadores y para tener un mejor producto que vender al patrocinador principal que estamos buscando. La situación no ayuda, las empresas están a verlas venir y para muchas este puede ser un gasto prescindible. Pero si lo planteamos bien, no tiene por qué ser así, porque vía Joventut las marcas pueden alcanzar notoriedad.

 

 

 

 

P: Hace años que la ACB trabaja en una reducción de equipos y ahora se presenta la posibilidad de que cuente con dos participantes más en 2020-2021…

R: Hay varios planos que se superponen. Uno es el deportivo, con equipos implicados en un calendario comprimido, con unos preolímpicos que disputar y torneos europeos. Es un escenario en el que todos vamos a querer empezar lo más tarde posible para intentar que los pabellones estén abiertos a los aficionados durante el máximo tiempo posible de la competición. En definitiva, hay un problema de fechas evidente que se magnifica con una competición de veinte equipos. Pero va más allá: ¿realmente hay veinte proyectos solventes y mercado para veinte equipos ACB que estén al nivel de donde queremos llevar el producto? Es complejo. Pido perdón por quien se sienta ofendido, pero a estas alturas, hablar de justicia deportiva parece frívolo. Es evidente que no va a haber justificación deportiva en unas competiciones que no van a poder acabar tal y como establan planificadas al principio. Todos tenemos que pensar en lo que es mejor para el producto del que vivimos todos, no sólo para la próxima temporada, sino para el largo plazo.

 

P: ¿Cómo se puede resolver la situación teniendo en cuenta que todos los equipos podrían reivindicar sus opciones de ascenso?

R: Es evidente que, si un equipo tenía expectativas de subir, quiere ascender, y los equipos que estaban en posición de descenso pueden argumentar con toda la lógica del mundo que quedaba mucha competición por delante todavía. Es un tema muy complejo, pero tenemos que intentar gestionarlo, y me consta que Antonio Martín lo está intentando, de la manera más consensuada posible, huyendo de judicialización de asuntos que en el pasado nos ha hecho mucho daño.

 

P: ¿El baloncesto profesional puede ser un negocio rentable en España?

R: Las ligas de clubes profesionales no están pensadas como un negocio rentable por sí. La rentabilidad que buscan los seguidores es la deportiva, los patrocinadores buscan la rentabilidad de notoriedad. No veo una inversión esperando un retorno económico en un negocio en el que el resultado deportivo es el que manda. Creo que el baloncesto puede ser un producto muy atractivo para el fan y muy importante para la notoriedad de las marcas. Hay mucho camino por recorrer en todo lo que supone mejorar el producto en cuanto a engagement. En el baloncesto tenemos que salir del público de fieles, hay que abrir el abanico.

 

P: ¿El objetivo de La Penya no es ganar dinero?

R: Ningún equipo de la ACB tiene como objetivo ganar dinero. Los clubes deportivos profesionales son organizaciones destinadas a tener buen nivel deportivo y competitivo, obviamente bajo parámetros de gestión profesional, cuadrando las cuentas. No somos una mercantil al uso cuyo objetivo es el beneficio. No veo a ningún presidente de club de ACB pensando en que su club debe dar unos beneficios acordes a la inversión. Lo que sí se debe hacer la gestión posible, controlar los gastos, maximizar los ingresos para que, al final, se tenga el mejor resultado deportivo posible.

 

 

 

 

P: ¿Puede un equipo de baloncesto salir adelante sin el apoyo de las secciones de futbol o sin un mecenas?

R: Ese es nuestro objetivo, ser autosuficientes con los ingresos que La Penya sea capaz de generar. Y esos ingresos hay que buscarlos en la vía pública o privada asegurando que esa inversión tiene un rendimiento para quien ha aportado los recursos. No hablo tanto de rendimiento económico, como el rendimiento emocional, que es el que recibe un abonado que aporta su dinero a cambio de un abono. En el deporte, la cuestión emocional forma parte del rendimiento de esta decisión de compra. Lo mismo ocurre con las marcas, a las que debemos garantizar un retorno en notoriedad. Los accionistas de La Penya no esperan que repartamos dividendos; si ganamos dinero, pedirán reinvertirlo para mejorar el equipo.

 

P: En un momento de crisis, ¿qué papel debe jugar un club profesional en la autoestima de una ciudad?

R: El Joventut tiene que ser utilizado por la ciudad como una herramienta para solucionar problemas. Badalona tiene una realidad socioeconómica compleja, con diferencias entre sus barrios, pero somos la institución más conocida por la gente fuera de la ciudad. Aportamos una imagen de marca que La Penya ha construido desde sus orígenes en la formación de jugadores y de darles oportunidad en el primer equipo.

 

P: ¿Cómo le afecta al club la inestabilidad política de una ciudad?

R: La inestabilidad política afecta a todas las actividades de una ciudad. Pero debo decir que desde que soy presidente la receptividad hacia La Penya siempre ha sido muy positiva. Es nuestra voluntad y obligación entendernos con todos los grupos políticos de la ciudad, estén en el poder o en la oposición. Desde que asumí el cargo la ciudad ha tenido tres alcaldes, y con los tres hemos colaborado de manera franca y leal por el bien de la ciudad.

 

P: ¿Qué le pide el deporte a la Administración en esta situación de crisis?

R: Lo que le pide cualquier empresa en estos momentos. Que nos apoye en lo máximo posible, y, además de las facilidades de financiación, nos ofrezca un escenario realista con el que trabajar a pesar de estar en una situación de incertidumbre. Nos gustaría que nos dijeran cuánto tiempo prevén que estaremos sin poder abrir el pabellón a los aficionados para tener las mayores certidumbres posibles para poder trabajar.