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Zoom: Brexit, ¿y ahora qué?

La libre circulación de jugadores, el ‘autogol’ que más teme la Premier League

Las negociaciones del Brexit tienen un punto clave en la movilidad de los trabajadores europeos, y el fútbol inglés mira con atención una serie de cambios que afectarían a cerca de 300 futbolistas, entre ellos 47 españoles.

Marc Menchén

30 sep 2019 - 04:57

Reino Unido acoge a más de 300 futbolistas extranjeros, la mayoría procedentes de Europa

 

 

Son las 23:00 horas del último día antes del cierre de mercado. El Manchester United puja con el Bayern de Múnich por fichar a la nueva perla del fútbol francés, pero los ingleses pierden la oportunidad porque tienen un problema: no saben si podrán obtener el permiso de trabajo necesario para este futbolista no británico. Se trata de un escenario ficticio, pero es el que podría darse en caso de un Brexit duro que ponga fin a la libre circulación de los trabajadores y deje en fuera de juego a la Premier League, el torneo que más se ha beneficiado de la globalización.

 

Entre esta competición y las otras tres profesionales, Reino Unido acoge a más de 300 futbolistas extranjeros, la mayoría procedentes de Europa, pero cada vez más también de África y Latinoamérica. “Cortar los lazos con Europa tendría unos efectos devastadores para los clubes en el aspecto económico y de competitividad”, advirtió Karren Brady, vicepresidenta del West Ham, en una carta pública en 2016, después de que se confirmara que el remain había perdido en las urnas y los ciudadanos apostaban por abandonar la Unión Europea (UE).

 

Sobre el papel y a falta de saber el contenido del acuerdo de salida, los europeos perderán su condición de comunitarios en Reino Unido, sean profesores, abogados o futbolistas. Y eso hará que sea la Football Association (FA) la que decida qué requisitos deberían cumplir para obtener un visado o permiso de trabajo que les habilite para jugar en el país.

 

 

 

 

Una muestra del impacto que tendría una restricción a la libre circulación es que se trata de una liga en la que el 64,3% de todos los minutos de 2018-2019 fueron disputados por jugadores extranjeros y apenas el 9,3% del tiempo de juego fue acaparado por los canteranos. Según el Atlas de la Migración, elaborado por el Cies Football Observatory, el país actualmente acoge a 87 futbolistas franceses, 47 españoles, 42 holandeses, 35 alemanes, 27 portugueses, 26 belgas, veinte brasileños y dieciocho argentinos, entre otras nacionalidades.

 

El marco regulador actual establece que, en el caso de futbolistas extracomunitarios, sólo podrán acceder a los clubes ingleses si han disputado al menos el 30% de los partidos con su Selección durante los últimos dos años antes de firmar; eso, siempre que se ese país se encuentre entre los diez primeros de la Fifa. Si el país está entre los puestos once y veinte, el permiso de trabajo se dará si ha disputado un 45% de dichos encuentros, porcentaje que subirá hasta el 60% entre el 21 y el 30, y el 75% de ahí hacia atrás.

 

“Hay cerca de 200 futbolistas en la Premier League que se benefician de este acuerdo. Dejar la UE afectaría a los jugadores extranjeros, tal y como demuestran estudios independientes, dos tercios de las estrellas europeas no cumplirían los requisitos de excepción de visado y podrían ser forzados a marcharse", explicaba Brady en su carta. Y añadía en términos de competitividad: “Perder este acceso ilimitado al talento europeo supondría una desventaja”.

 

 

 

 

El problema para los clubes británicos va más allá, pues la FA también quiere aprovechar la situación para introducir cuotas de jugadores locales mucho más estrictas que las actuales. En concreto, se propone rebajar de diecisiete a doce el número de deportistas extranjeros por plantilla, un aspecto que obligaría a cambios en ocho de los veinte equipos que este año juegan la Premier, según un análisis de The Guardian. Entre los afectados estarían entidades importantes como Arsenal FC, Chelsea FC, Manchester City y Tottenham.

 

La única manera que tendrían estos clubes de poder sortear la norma de la FA es adelantar la incorporación de las jóvenes promesas del extranjero, pues el término homegrown hace referencia a cualquier jugador que haya pasado al menos tres años en la cantera de un clubes antes de cumplir los 21 años. Dicho de otra manera, casos sonados como el de Cesc Fàbregas en su día, que dejó el FC Barcelona para vestirse de gunner con 16 años, sí sería válido. Ahora bien, siempre y cuando el Home Office, que vendría a ser el equivalente al Ministerio del Interior, sea flexible con la libre circulación.

 

Y aun así tendrían un escollo adicional, que es la estricta normativa que aprobó la Fifa en 2015 para evitar los traspasos de menores, con tal de evitar que se pudiera mercadear con ellos antes de que cumplan la mayoría de edad. Es decir, que los clubes deberían atar a esos jóvenes talentos a los 16 años si son europeos y a los 18 años si son de otro continente para poder integrarlos en su fútbol base antes de debutar con el primer equipo. Y hoy, saltar por primera vez al terreno de juego con 21 años parece un paso atrás en la carrera de muchos.