Entorno

Sudáfrica 1995: el ‘ensayo’ que usó Mandela para ganar al racismo

El 24 de junio de 1995, en el estadio de Ellis Park de Johannesburgo y con el país saliendo de años de apartheid, la Selección Sudafricana de Rugby se coronó por primera vez en la historia campeona del mundo de este deporte.

Sudáfrica 1995: el ‘ensayo’ que usó Mandela para ganar al racismo
Sudáfrica 1995: el ‘ensayo’ que usó Mandela para ganar al racismo
Los Springboks, en un principio, representaban a la población blanca de Sudáfrica y a los detractores de Mandesa.

David García Martínez

11 oct 2024 - 05:00

De la fractura a la unión. En 1995, el deporte fue testigo de uno de los momentos más emblemáticos de la historia moderna. Sudáfrica, un país recién salido del apartheid, fue sede de la Copa del Mundo de Rugby, coronando a su selección, los Springboks, por primera vez en su historia.

 

El triunfo sin precedentes del combinado nacional sudafricano fue más allá del deporte: sirvió como bandera de reconciliación, unidad y esperanza en un país marcado por décadas de racismo institucionalizado. El papel de Nelson Mandela en este proceso fue fundamental para superar las barreras raciales que dividían a los sudafricanos.

 

Durante casi medio siglo, entre 1948 y 1992, Sudáfrica vivió sumida en el apartheid, un sistema legalizado de segregación racial que relegaba a la mayoría negra, siendo excluida de muchas de las libertades básicas y sometida a restricciones en el acceso a educación, empleo y derechos civiles. El deporte en general, y el rugby en particular, no fue una excepción: los Springboks estaban compuestos por jugadores blancos, excepto uno.

 

De hecho, el combinado nacional representaba a todos aquellos aficionados blancos contrarios a Mandela, mientras que los sudafricanos negros animaban a cualquier selección que jugase contra los Springboks.

 

 

 

 

Nelson Mandela, quien fue encarcelado durante 27 años por su lucha contra el apartheid y alcanzó la presidencia de Sudáfrica sólo cuatro años después de salir de la isla de Robben, en 1994, vio en el deporte una potente herramienta para lograr la unión entre blancos y negros.

 

Un año antes de la celebración del Mundial de Rugby en Sudáfrica, Mandela trazó su plan y el primer paso fue aliarse con el entonces capitán de la selección del país, François Pienaar, y con la administración deportiva. Buscaba transformar la percepción pública del rugby y lo hizo asistiendo regularmente a los entrenamientos de los Springboks y apoyándoles públicamente.

 

El presidente pidió a Pienaar que recorriese el país dando clases de rugby en las regiones más desfavorecidas, habitadas en su mayoría por niños negros. El capitán de la selección recibió con agrado la propuesta y fue convenciendo a cada uno de los integrantes del combinado nacional de la necesidad de romper las barreras de color.

 

 

 

 

Contra todo pronóstico, la Selección de Sudáfrica de rugby fue ganando partidos y se coló en la final del Mundial de 1995 en un partido que la enfrentó a los All Blacks de Nueva Zelanda. El colofón de la estrategia de Mandela se dio en el preludio del enfrentamiento que decidiría al campeón: saltó al campo vistiendo la camiseta de los Springboks con el número seis de Pienaar a la espalda, un gesto simbólico que sorprendió y conmovió tanto a los jugadores como a los espectadores.

 

Esta victoria por quince a doce tantos no sólo significó el primer campeonato mundial de rugby para los Springboks, sino que también representó un punto de inflexión en la percepción nacional del rugby y en la historia del país. La imagen de Mandela entregando el trofeo a Pienaar quedó inmortalizada como símbolo de un nuevo comienzo para Sudáfrica.

 

Tras levantar el título, Pienaar dijo unas palabras que han pasado a la historia: “no hemos ganado para los 60.000 aficionados que hay en el estadio, hemos ganado para los 43 millones de sudafricanos”.