Entorno

C. Murillo (UPF): “Es el momento para que la diplomacia deportiva tome el protagonismo"

El catedrático defiende la capacidad del deporte como mediador y destaca las cada vez más habituales manifestaciones de los deportistas respecto a la validez del espíritu ético y solidario del deporte para resolver conflictos.

C. Murillo (UPF): “Es el momento para que la diplomacia deportiva tome el protagonismo"
C. Murillo (UPF): “Es el momento para que la diplomacia deportiva tome el protagonismo"
Carles Murillo es catedrático de Economía Aplicada en la UPF.

Abel Pujol

16 nov 2023 - 04:59

Carles Murillo es catedrático de Economía Aplicada en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, presidente de la Sociedad Española de Economía del Deporte (Seed), además de fundador y director del Màster en Gestió Esportiva a la UPF Barcelona School of Management. Por lo tanto, su visión sobre los resortes económicos y de gobernanza en el sector deportivo son muy útiles para saber qué papel juega el deporte en un momento donde los conflictos geopolíticos ocupan el primer lugar del foco informativo global. Murillo defiende la capacidad del deporte como mediador y destaca como muy positivas las cada vez más habituales manifestaciones de los deportistas respecto a la validez del espíritu ético y solidario del deporte para resolver los conflictos que sacuden el mundo, ya sea en Europa u Oriente Medio. El catedrático aboga por un nuevo modelo de gobernanza, en el que las organizaciones apliquen y se apliquen principios como la transparencia, la solidaridad y la empatía.

 

Pregunta: ¿Cómo pueden afectar conflictos como el de Rusia y Ucrania o Israel y Palestina al deporte?

 

Respuesta: Cualquier conflicto bélico tiene consecuencias en la vida cotidiana de la población directamente afectada. El deporte, como forma de vida de muchos ciudadanos en cualquier rincón del mundo, no es ajeno a las guerras. El grado de afectación es diverso tanto para aquellos que lo practican de manera regular, y ahora no pueden hacerlo por motivos evidentes, como para los que, como espectadores, por la cancelación total o parcial de las competiciones. Hemos visto cómo se han suspendido, o desplazado, los encuentros en los que participan equipos rusos, ucranianos y, de manera más reciente, palestinos e israelitas, por motivos derivados de la situación bélica. Estas afectaciones también se extienden a la representación nacional de atletas, como es el caso de los deportistas rusos y bielorrusos de cara a los Juegos Olímpicos del próximo verano. Equipos de los países implicados en la guerra se han visto obligados a dejar en suspenso su participación o desplazarse a otros lugares para poder seguir compitiendo siempre en condiciones no óptimas desde el punto de vista deportivo. Muchos de estos equipos están formados por deportistas de los países en guerra, pero también por otros de países ajenos directamente a la contienda bélica. La afectación también alcanza a los contratos de patrocinio que implica tanto a empresas nacionales como del exterior.

 

P.: ¿Y desde el punto de vista económico?

 

R.: Desde el punto de vista económico suscribo la opinión de aquellos expertos que manifiestan que la situación de gran complejidad e incertidumbre que impregna la vida económica en su conjunto se le añade ahora un nuevo elemento que puede llegar a ser distorsionador, o por lo menos atenuador, respecto la senda de recuperación por la que transitan muchas economías en el mundo. Hay factores que determinan las consecuencias de una guerra en la economía y, entre ellos, destacan la duración del conflicto y la diseminación del conflicto a otros países y regiones. La dificultad en acertar en este pronóstico es también un ingrediente más de incertidumbre. De todos modos, no debemos olvidar que, cuando hablamos del deporte en términos de sus verticales o segmentos de actividad, el sector es heterogéneo. Es un sector en el que conviven, compiten y colaboran empresas fabricantes y distribuidoras de productos y material deportivo, empresas proveedoras de servicios personales a los que hacen actividad física y deporte, junto a empresas que organizan y gestionan eventos deportivos. De la misma forma que el sector, en términos relativos, mantuvo en general el tipo ante la pandemia sanitaria, económica y social, también es un sector robusto en relación con otros elementos disruptivos como el que ahora nos ocupa con los conflictos bélicos pero que, en cualquier caso, los efectos son distintos según de qué subsector se trate.

 

 

 

 

P.: ¿Hasta qué punto el deporte puede mantenerse al margen o en una posición neutral ante los conflictos geopolíticos?

 

El deporte tiene unos valores intrínsecos que no hay que enumerar, pero que todos tenemos muy presentes. Y aquí ha habido un cambio en el tiempo, desde situaciones como en la Primera o Segunda Guerra Mundial, en que necesariamente los deportistas tenían que apuntarse a quien tenía mejor posición en un conflicto, a la situación de ahora, donde vemos que a través del deporte se manifiestan los deportistas, enarbolando un valor que es el de la solidaridad y por lo tanto se expresan a favor de la paz. Por ejemplo, respecto a Gaza, son muchos los deportistas que reclaman que se habilite un corredor humanitario; que los dirigentes, tanto políticos como económicos, se sienten y medien para que el conflicto no se alargue de manera indefinida. Esto lo vemos ahora muy frecuentemente en las competiciones esportivas, sobre todo las más seguidas en el mundo, y creo que esta es una muy buena noticia respecto a lo que representa el deporte. Obviamente, aquí cada uno se manifiesta o no en función de su situación personal, de su ideología, pero también de una cierta libertad de expresión, de la misma manera con el tema del deporte femenino, del deporte inclusivo, etc. Estas expresiones de los deportistas pueden contribuir a reflexionar sobre aquellos que tienen la responsabilidad directa de encontrar salidas a los conflictos.

 

P.: ¿Y estas manifestaciones hacia donde pueden derivar?

 

R.: El sector del deporte está experimentando un cambio tecnológico, una transformación digital, un cambio de patrones de consumo, un cambio generacional… estos cambios pueden acelerar lo que necesita el sector: nuevos modelos de gobernanza adaptados a la situación actual. Es el momento para que la diplomacia deportiva tome el protagonismo que no ha tenido. Existe una ventana de oportunidad para que, a través del deporte y sus organismos internacionales, se lleven a cabo actuaciones reclamando esta reconsideración de los conflictos militares. Por lo tanto, es el momento de dejar a un lado el discurso de que el deporte refuerza la imagen de un país o que un país determinado tiene unas condiciones muy buenas para albergar grandes acontecimientos esportivos. Eso está muy bien, pero tal vez es el momento de hacer manifestaciones sobre la situación de convivencia que hay en la humanidad y por tanto a favor de la paz, de la diversidad, de la corrección de las igualdades, etc.

 

P.: En este sentido, ¿prevé que pueda haber alguna especie de boicot en los Juegos Olímpicos de París

 

R.:  El Comité Olímpico Internacional está trabajando para que los deportistas no queden excluidos por tener una nacionalidad determinada. Esto ha pasado, también ha habido cambios, con la consideración de un atleta ruso o bielorruso que no podrá competir con la bandera de Rusia o de Bielorrusia, pero sí lo podrá hacer sin bandera nacional. La representación nacional tiene sus ventajas, pero tiene contraindicaciones en el momento en que hay no tanto un boicot, sino que socialmente se considera que es mejor que no participen. Por lo tanto, aquí el papel de los organismos es importante. Igual que nos ponemos de acuerdo en tener unas reglas del juego comunes, también podríamos llegar a un acuerdo genérico en este sentido. Obviamente, de forma individual cada deportista puede manifestarse de la manera que crea conveniente, mientras haya un respeto con su manifestación, etc. Por lo que he podido hablar con algunos políticos de forma informal diría que los deportistas están más por la labor de una actitud positiva, en este sentido, de denuncia, de manifestación y de deseos, que no la negativa de, por la vía de un boicot. Creo que un aspecto importante es este, las reclamaciones en positivo, las reclamaciones a favor de, no en contra de.

 

 

 

 

P.: Siguiendo con la idea de diplomacia deportiva, ¿dónde encontraríamos sus límites? ¿Arabia Saudí organizando un Mundial de fútbol femenino?

 

R.:  La diplomacia deportiva no debe tener límites. Un mundial femenino en Arabia Saudí también puede ser una oportunidad para mejorar las condiciones de la mujer. De hecho, quizás se abra una brecha para el cambio. Si se censurase la celebración de ese mundial seguro que no habría brecha y sería más difícil cambiar el statu quo. Entonces, mi visión positiva es que aquí habría una pequeña ventana de oportunidad para cambiar las cosas; aunque sería un reto, eso es innegable. Ahora bien, si la competición sólo sirve para lavar la cara de un país, para hacer ver que todo va bien, no habremos aprovechado esa oportunidad que nos brinda el deporte. Obviamente depende mucho del país de origen, pero también depende nuevamente de la diplomacia deportiva, en el sentido de cómo están representados los países en los organismos o las federaciones internacionales de cada disciplina deportiva, o también en los organismos internacionales a nivel genérico.

 

P.: En Qatar ya se conocían las condiciones lamentables de los trabajadores que construían los estadios antes de empezar el Mundial. ¿Quién debe decir hasta aquí: esto es un lavado de cara a través del deporte y no un motor de cambio para la sociedad?

 

R.: Esto liga con lo que apuntaba sobre los nuevos modelos de gobernanza. Cuando hablamos de nuevos modelos de gobernanza, entre otras cosas, es tener presentes los valores de los individuos y de las sociedades de manera agregada, en su conjunto. Dentro de estos valores hay elementos que, de alguna manera, tienen que ser exigibles a los países cuando, por ejemplo, se les otorga una competición a nivel internacional. Uno de ellos sería el de la transparencia. Es decir, que cuando se demanda la información, el país organizador sea transparente y esto sirva para validar y estar más seguros de que las cosas se hacen de acuerdo con unos criterios que los organismos internacionales han de fijar. Por lo tanto, el tema de la transparencia, de la rendición de cuentas, la contabilidad, etc. Hay muchos elementos ligados a temas éticos, es decir, a la ética esportiva, que yo diría que son los que se tienen que poner en la agenda.

 

P.: ¿No es hipócrita exigir a los países organizadores que cumplan con estos valores cuando las grandes entidades deportivas, como Fifa, Uefa o COI, se han visto salpicados por diferentes escándalos de corrupción?

 

R.: Es verdad que este tal vez sea el gran reto que tienen que acometer los organismos internacionales. Primero tienen que demostrar que son íntegros y responsables, transparentes y éticos, para poder exigírselo a los demás. Pero definitivamente, de nuevo, creo que hay ir hacia un nuevo punto de vista. Cuando hay estas cuestiones tan disruptivas, como una guerra, una crisis económica, una crisis humanitaria, una desgracia natural, las cosas cambian mucho de un día para otro y ahora es el gran momento de poner sobre la mesa los grandes valores del deporte; que pasen a ser de primer orden.