Entorno
Año nuevo chino: más tensión para el ‘sourcing’ y el consumo al ralentí
La cadena de suministro sufre la enésima amenaza con la celebración del año lunar que puede dejar a las fábricas del país asiático sin el 50% de los trabajadores, mientras la economía pierde ritmo con una caída de consumo.
31 ene 2022 - 05:00
Esta semana se entregarán en china millones de sobre rojos, las calles están cubiertas de farolillos del mismo color y el cielo nocturno lo ocupan los fuegos artificiales. El país da la bienvenida a un nuevo año lunar, el año del tigre, y, como manda la tradición, los chinos irán a su región de origen para celebrar reuniones con familiares y amigos para festejar. La otra cara de esta inocente estampa es la de la amenaza de que, como ocurrió en 2020, las fábricas no se activen tras las fiestas por las restricciones. La caída de las exportaciones amenaza el crecimiento de la economía china, que ha ralentizado su crecimiento en el último trimestre ante la combinación de la política Cero Covid y la variante ómicron.
Con la caída de la industria del real estate encabezada por la crisis de Evergrande, el país ha confiado en el consumo para remontar en 2021 y las exportaciones han de coger aún más peso en las finanzas chinas. Ahora, esta estrategia se ve amenazada.
En el sector deportivo, las grandes cadenas especializadas se han visto afectadas por los confinamientos en Asia, que a su vez comportó la ralentización del gigante asiático y las continuas disrupciones en la cadena de valor.
En concreto, la compañía alemana de moda deportiva Adidas expuso a mediados de noviembre que el entorno “desafiante” en China, los confinamientos en Asia Pacífico y las disrupciones en la cadena de valor supusieron un golpe en ventas de 600 millones de euros en el tercer trimestre.
El miedo a un colapso en uno de los mayores pilares del comercio mundial está provocando que las autoridades del país están instando a los trabajadores a que no vuelvan a casa este año. El festival de primavera, como también es conocida la fiesta, es el mayor evento de migración anual y en un año normal miles de millones de personas en todo el mundo realizan viajes para reunirse con su familia.
Este problema afecta a otro gran hub de producción asiático. Vietnam se ha unido al ruego chino y ha pedido a sus trabajadores que este año no se vayan a casa por el Tet, el año nuevo vietnamita. El periodo de vacaciones de ambas festividades se extiende del lunes 31 de enero al viernes 6 de febrero.
Para aprovechar los últimos días antes de la interrupción por el año nuevo y sortear el colapso de los puertos, muchas compañías han optado por el transporte por aire, lo que ha aupado los precios. El Freightos Air Index apunta que el coste de trasladar una carga de China al norte de Europa a mediados de enero en avión era de 9,59 por kilo, un 50% por encima del precio al inicio de mes.
Las autoridades chinas están instando a los trabajadores para que no vuelvan a cada este año
Para que la festividad no se transforme en una nueva ola, China ha tomado ya nuevas medidas como la de amenazar a los viajeros que decidan “volver a casa maliciosamente” con la cuarentena o la detención. En general, el gobierno local está imponiendo a los viajeros cuarentenas de catorce días, siete días de aislamiento individual y varios test PCR. Pekín, donde se realizan los Juegos Olímpicos de Invierno, ha prohibido la entrada de población de regiones con uno o más infectados.
Vietnam ha optado por una estrategia más laxa, pero se encuentra entre las más estrictas del mundo, según un índice realizado por la Universidad de Oxford. Con estas medidas, las autoridades quieren asegurarse de que las pedidos de Apple, Gap o Adidas no se queden sin servir o acumulen retrasos.
“Vamos a perder a más del 50% de los trabajadores a final de mes”, aseguró el responsable de una fábrica de Lenovo a Nikkei Asia. “Además de las restricciones para prevenir el Covid-19, será un gran quebradero de cabeza reunir a los empleados necesarios tras las vacaciones”, se quejó el manager de la planta, coincidiendo con el gestor de una de las fábricas que ensamblan productos de Apple, que argumentó al medio local que la caída de la fuerza de trabajo tras el parón sería “inevitable”.
El coste de transportar carga por avión se ha incrementado un 5% en enero
A pesar del intento de China para aguantar la producción y no colapsar aún más la cadena, los analistas apuntan que, tras la festividad, se puede desatar el caos en las fábricas. Antes aún de que los chinos se tomen vacaciones, las restricciones y la política de Covid-Cero está lastrando la actividad de los puertos y las fábricas, algo que no hará más que incrementar con la resaca del año nuevo.
Por el momento, se han detectado casos en las regiones de Shenzhen, Taianjin y Ningbó, donde se ubica uno de los mayores puertos de mercancías del país, además del polo industrial de Xi’an y ciudades como Dalian y Anyang. La capital, que se ha blindado para que el Covid-19 no empeñe la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno, registró el primer caso de la variante ómicron el pasado 15 de enero.
La extensión de la nueva variante ha hecho que navieras y empresas marquen en rojo algunos de los puertos más importantes del país para evitar que las restricciones les retrasen, por lo que los puertos que han absorbido la demanda, como el de Shanghái, están lidiando con un aumento repentino del tráfico. Al colapso se ha sumado que algunas navieras como la japonesa Ocean Network Express o la alemana Hapag-Lloyd han suspendido servicios durante la festividad.
Además de poner en jaque el comercio mundial, la ralentización de las exportaciones aminora el ritmo de crecimiento de la economía china. Según el informe realizado la pasada semana por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el país se recuperó con fuerza de la pandemia, pero el crecimiento está perdiendo momentum y su economía continúa dependiendo demasiado de la inversión externa y las ventas al extranjero. “Esto pone en peligro la anhelada transición de la nación hacia un crecimiento sostenido de alta calidad que sea equilibrado, inclusivo y ecológico”, añade la institución presidida por Kristalina Gueorguieve.
El FMI pronostica que la segunda mayor economía del mundo crecerá un 4,8% en 2022 y un 5,2% en 2023, por debajo del crecimiento del 8,1% del año pasado. La entidad prevé que el Banco Popular de China emprenda nuevas medidas para estabilizar la economía los próximos meses.
“Vamos a perder a más del 50% de los trabajadores a final de mes”, aseguró el responsable de una fábrica de Lenovo
El informe del FMI también señaló una oleada de acciones regulatorias “aparentemente descoordinadas” contra empresas de tecnología y otros sectores que se considera en el mercado como “socavando el papel de las empresas privadas”, e instó a una mayor transparencia y previsibilidad. Para que la economía china no pierda fuelle, el órgano recomienda a las autoridades una competencia más “justa” entre empresas privadas y estatales y alerta que se necesitarán reformas para lidiar con el aminoramiento de la productividad.
Por su parte, desde Pekín aseguran que las presiones externas para ser sostenibles están poniendo más barreras a su producción y aumentará la tensión con países como Estados Unidos