Entorno
José García: “Tendremos una tendencia inflacionista estructural; está aquí para quedarse”
El investigador y catedrático en economía aplicada de la Universidad Pompeu Fabra asegura que, pese al rápido descenso de la inflación general, la subyacente todavía tiene que ascender más hasta llegar a su crecimiento máximo.
23 mar 2023 - 05:00
Los indicadores de la economía global parecen mejorar tímidamente, pero la subida de precios se traspasa más allá de los carburantes y la alimentación y dibuja una mejora a medias. la inflación subyacente no remite y puede acabar aguando tímidamente la celebración. “Hace cuatro meses pensábamos que la situación sería mucho peor de lo que está sucediendo, todo el mundo adelantaba que Europa iba a caer en una recesión, pero ha quedado en nada”, confía José García Montalvo, catedrático de economía aplicada en la Universidad Pompeu Fabra e investigador en La Escuela Superior de Economía de Barcelona. Sin embargo, el investigador adelanta que la inflación subyacente ha venido para perdurar en el tiempo y comenta la incipiente “desglobalización” supondrá una subida de precios a la que “hay que acostumbrarse”.
Pregunta: La inflación está aminorando en la mayoría de las economías del G20, pero la inflación subyacente no parece estar tomando el mismo ritmo. ¿A qué se debe?
Respuesta: La inflación general ha bajado bastante rápido sí, pero la subyacente sigue subiendo debido a que tenemos un efecto de retardos, en el que la traslación de los precios de la energía, materias primas y productos alimenticios a la inflación subyacente lleva cierto tiempo. Es por eso que al principio la inflación general subía muy rápido, pero la subyacente no tenía tanto impacto. Además, hay un componente permanente que tiene que ver con la desglobalización en el que los países no quieren depender de otros. Al recortarse las cadenas de suministro, las empresas tendrán que producir más cerca de casa a costes más elevados y es una tendencia secular, frente a la tendencia deflacionista de los últimos años.
P.: ¿Cómo puede afectar toda esta subida de precios al consumo?
R.: Lo primero que está afectando es en las decisiones de los consumidores, que compran más marcas blancas y otros tipos de producto. En las empresas y los supermercados también hay un cambio porque han dejado de lado las ofertas y han virado su actividad hacia producir sus propios productos. Estos efectos se van a mantener bastante a lo largo del tiempo.
P.: Con la elevada inflación subyacente, ¿cómo puede recuperarse la confianza del consumidor?
R.: Los indicadores de confianza de los consumidores no han caído estrepitosamente, de momento, porque el empleo se está manteniendo y se sigue creando empleo. La gente cambia sus cestas de la compra, pero todavía tiene recursos para comprarlos.
“La gente cambia sus cestas de la compra, pero todavía tiene recursos para comprarlos”
P.: ¿Qué herramientas existen para frenar la inflación subyacente? ¿es efectivo en este caso la subida de tipos?
R.: Depende del país. En Estados Unidos, que ha tenido muchos problemas de suministro y de demanda, la subida de tipos de interés sí que ayuda porque enfría los mercados y, en particular, enfría el mercado inmobiliario que hace que la economía se estabilice. En la Unión Europea, sin embargo, la parte de demanda ha sido pequeña, era casi toda oferta marcada por la guerra de Ucrania y ahí la subida de tipos no tiene nada que hacer. Sí que es verdad que durante 2022 ha habido unos programas de expansión enormes en el caso español: 45.000 millones adicionales de gasto público y esto está presionando. Se podríamos decir, por tanto, que ahora sí que hay un componente de demanda importante y los tipos de interés pueden ayudar a contener la inflación. Además, el Banco Central Europeo tiene que demostrar que es un luchador inflacionista y se tienen que mantener firmes en la subida de tipos; el impacto reputacional es muy importante y no puede hacer una cosa distinta a la que ha anunciado, independientemente de si tiene o no mayor efecto.
P.: ¿Cuánto tiempo puede alargarse esta inflación?
R.: Es muy difícil de decir. Ahora va a empezar a caer la inflación general (con altibajos dependiendo de los meses), pero tengo muchas dudas de que la subyacente vaya hacerlo con la misma facilidad. Aún estamos en las subida, quizás en los últimos escalones de este alza, pero la bajada será muy lenta.
P.: Economistas y analistas llevan desde verano anticipando una crisis económica, pero las instituciones ya hablan de una “frágil recuperación”, el título del último informe de la Ocde. ¿La población notará síntomas de crisis? ¿Lo harán las empresas?
R.: Realmente estamos en una tasa de crecimiento buena. Hace cuatro meses pensábamos que la situación sería mucho peor de lo que está sucediendo, todo el mundo adelantaba que Europa iba a caer en una recesión, pero ha quedado en nada. La economía está funcionando mucho mejor de lo que se pensaba.
P.: ¿El empleo aguantará esta situación de inflación subyacente?
R.: Es una situación complicada debido a la reforma de la ley laboral, porque cambia la interpretación de los datos. Un fijo discontinuo no estaba contemplado como desempleado, pero realmente importa qué parte está trabajando y qué parte no. Por tanto, las tasas de desempleo que vemos ahora, así como el aumento de los cotizantes, varía dependiendo de cuántos fijos discontinuos no están trabajando realmente. Se han hecho estimaciones que dicen que las cosas desde abril o mayo no han ido tan bien. A partir de mayo, que la reforma laboral llevará un año, se podrán hacer comparaciones más reales y la situación no parece que vaya a ser tan idílica como ahora. De momento, el empleo está aguantando mucho mejor que lo que sucede de normal en la economía española, pero estos datos hay que cogerlos con pinzas. Creo que con un año vista será más fácil acertar que pasará con el empleo.
“La inestabilidad bancaria es una tormenta en un vaso de agua”
P.: Se han visto subidas salariales en algunos sectores como el de las tiendas. ¿Estamos entrando en una espiral inflacionista de subida de precios?
R.: En general no, hubo cierta espiral en Estados Unidos a inicios de 2022 con una subida de los salarios de entre el 5% y el 6% de media, pero esos crecimientos salariales son mucho más moderados. En el caso español es verdad que no tuvimos crecimientos inicialmente y ahora hay mucha más presión, pero en general los crecimientos de los salarios no van al ritmo que va la inflación. Eso sí, es cierto que algunos sectores como el textil han visto incrementados sus salarios por distintos motivos como capacidad sindical o decisiones empresariales específicas.
P.: ¿La inestabilidad bancaria de las últimas semanas puede acabar afectando al consumo, como lo hizo en 2008?
R.: La inestabilidad bancaria es una tormenta en un vaso de agua. No tiene nada que ver con el 2008; en ese año todos los bancos estaban mal porque todos jugaban al mismo juego. Ahora, los dos bancos que han caído (Silicon Valley y Credit Suisse) tienen características especiales que hacen que sean pasto para lo que ha pasado. El regulador suizo, por ejemplo, debía saber lo que estaba pasando porque Credit Suisse lleva diez años recibiendo multas hasta abonar más de 11.000 millones de euros, blanqueo de capitales, evasión de impuestos de americanos… En 2022 ha perdido 7.400 millones de euros. Son dos ejemplos raros y no significa que vayan a caer más bancos. Va a haber efectos sobre el crédito, pero no tiene que ver con estos bancos sino con la subida de tipos de interés y con que los bancos están más restrictivos.