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El Valencia CF inyecta 8,5 millones a una filial tras perder 50 millones con su ‘Monopoly’
El club ha tenido que realizar importantes dotaciones y provisiones por el deterioro del valor de la infraestructura del nuevo estadio y el proyecto fallido para construir otra ciudad deportiva. Operaciones clave para explicar las pérdidas de 61 millones en tres años.
19 oct 2017 - 05:00
En el Monopoly siempre hay vencedores y vencidos, y el Valencia CF parece estar en el segundo bando. El club ha realizado provisiones o asumido costes por el deterioro de sus activos inmobiliarios que han alcanzado los 49,4 millones de euros en los tres últimos años. Las actuaciones afectan tanto a las obras del nuevo estadio, como al proyecto que diseñó para construir una ciudad deportiva en el municipio de Riba-roja. De hecho, la filial Litoral del Este, que gestiona estos proyectos, ha tenido que recibir una inyección de 8,5 millones este año, tras acumular pérdidas superiores a los 25 millones, según consta en la memoria anual a la que ha accedido Palco23.
Estas dos operaciones urbanísticas han sido la gran losa del equipo de fútbol desde que Peter Lim asumió la propiedad, junto a la sanción de la Comisión Europea por ayudas de Estado. En este periodo de tres temporadas en el que se han generado unos números rojos de 61,14 millones de euros, a los que hay que añadir los 2,74 millones de desfase presupuestario que se contempla sufrir este 2017-2018. Ello, pese a que se producirá un importante recorte en los gastos salariales, que bajarán de 78,77millones a 66,21 millones.
La limpieza de balance del magnate singapurense se inició en el ejercicio 2014-2015, cuando se deterioró el valor del nuevo estadio en 29,2 millones de euros, de los que 19 millones se cargaron como pérdidas ese año y el resto se aplicó contra reservas. Ahora bien, una vez se reactiven las obras, como se ha comprometido el consejo de administración para cumplir con el Ayuntamiento de Valencia, “habrá más certidumbre para evaluar la recuperabilidad de dicho activo en base al valor en uso”. Es decir, que podrían producirse reversiones y aumentar el valor de una infraestructura que se tasa en unos 115 millones.
El Valencia CF reclama 25 millones al Ayuntamiento de Riba-roja por su decisión de no sacar adelante el plan urbanístico que iba a permitir la ciudad deportiva
A los retrasos en las obras del campo se le suma el otro gran contencioso, que es el de la construcción de una nueva ciudad deportiva en unos terrenos conocidos como Porxinos, en Riba-roja. La sentencia del Tribunal Supremo a finales de 2014 ya forzó que hace dos campañas se deteriorara el inmovilizado en 2,8 millones, además de provisionar contingencias legales por 6,2 millones y haber abonado ya 10,5 millones por la regularización de las cuotas de urbanización que habían pagado los propietarios de los terrenos donde se iba a desarrollar el proyecto.
Ahora, se le ha sumado otra provisión de 14,01 millones de euros, después de que en abril de 2017 el proyecto urbanístico recibiera otro revés. En esta ocasión, fue la Comisión de Evaluación Ambiental de la consejería de Medio Ambiente, que tumbó el plan de actuación integrada (PAI) de Porxinos, por no encajar con la estrategia territorial del Ejecutivo autonómico, hoy en manos del PSOE. El mismo establecía que la zona del municipio creciera en un máximo de 400.000 metros cuadrados, cuando el proyecto del Valencia CF suponía añadir 1,1 millones de metros, entre suelo residencial y deportivo.
El club intentó recurrir judicialmente el caso para ser resarcido por el cambio de rumbo político. Sin embargo, el Consell Jurídic Consultiu de la Comunidad Valenciana emitió un dictamen este lunes, en el que rechazaba la reclamación de 25 millones de euros que se realizaba por la anulación del proyecto. Este importe equivale lo que el club abonó, más los intereses, para que el Ayuntamiento de Riba-roja recalificara unos terrenos no urbanizables de protección agrícola, maniobra que posteriormente tumbó el Tribunal Supremo. Está por ver el curso judicial que tendrá esta reclamación.
Todos estos problemas han empañado la evolución económica del club, que se mantiene con oxígeno gracias a las aportaciones de su máximo accionista. Lim capitalizó deuda por 100 millones de euros a finales de 2015 y abrió una línea de crédito adicional por otros 100 millones para evitar tensiones de tesorería, de la que se habían dispuesto 26 millones al cierre de 2016-2017. Es más, su viabilidad a ojos de los auditores está garantizada por el compromiso del empresario singapurense a aportar los recursos necesarios.
A cambio, eso sí, ha impuesto un nuevo giro en la gestión diaria de la entidad. Por un lado, se relevó a Layhoon Chan de la presidencia para nombrar a Anil Murthy como nuevo máximo ejecutivo. Además, se optó por buscar a una persona que ocupara la dirección general y aportara una red de contactos en la industria del fútbol español, como es Mateo Alemany. En paralelo, se ha reestructurado el comité de dirección con la salida de Luis Cervera, que se encargaba de las operaciones, y toda la plana mayor del departamento comercial.
El objetivo de la nueva dirección está claro: culminar la construcción del nuevo estadio antes de 2023, cuando Mestalla debe derruirse; recuperar la conexión con la base de aficionados tras unos años difíciles, y relanzar la marca a nivel nacional y en el extranjero, para lo que inexorablemente necesitan volver a disputar competiciones europeas y estar en lo más alto de la clasificación. Traducido en números: los ingresos ordinarios fueron de 112,3 millones cuando jugaron Champions League, de 101 millones en 2016-2017 por el nuevo contrato de televisión, y se espera que este 2017-2018 sean solo 91,92 millones por su baja posición en la Liga Santander el último curso.
Ello hará que su parte del pastel televisivo baje de 67 millones a 61 millones, una caída más acusada que la que habrá en el plano comercial. En este segmento, el Valencia CF prevé bajar de 15,98 millones a 13,89 millones de euros, pese al estreno del nuevo patrocinio principal del fabricante de smartphones BLU, que pagará un fijo de algo más de tres millones. Se desconoce si ese importe contempla el nuevo acuerdo de patrocinio con Alfa Romeo, que figura en el pantalón desde agosto.