Clubes
Ingresos récord, beneficio en mínimos y ‘gas’ inversor: ¿el ‘Big Six’ de la Premier puede dinamitar el mercado?
14 abr 2020 - 05:00
La Premier League ha sido uno de los actores principales en el ciclo inflacionista que ha vivido el mercado de fichajes en los últimos años. Especial relevancia ha tenido el denominado Big Six, formado por los seis equipos más importantes y cuya posición financiera les deja en una situación inmejorable para aprovechar el derrumbe que se prevé en el precio de los traspasos para este verano. Tienen caja, tienen accionistas con músculo y han visto cómo el Brexit es el menor de sus problemas.
En total, los seis principales clubes de la Premier League lograron unos ingresos agregados de 3.514,7 millones de euros, un descenso interanual del 3,5% que se explica por las menores plusvalías por traspasos obtenidas por el Arsenal FC. El beneficio neto se situó en mínimos desde 2013-2014 por las abultadas pérdidas de un Chelsea FC en reconstrucción, mientras que la deuda financiera creció un 2,7% por la construcción del nuevo estadio del Tottenham Hotspur.
Las cuentas anuales de Manchester United, Liverpool FC, Arsenal FC, Chelsea FC, Manchester City y Tottenham Hotspur admiten que la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) podía ser el mayor de sus problemas, y sólo las de City Football Group (CFG), que se presentan mucho más tarde, hablan del coronavirus.
Y es ahí donde los citizen sacan pecho por su situación, que a cualquier otro club le puede sonar a amenaza para los próximos meses. Tienen caja como para aguantar doce meses sin ingresos y atender aun así a todos los pagos comprometidos hasta junio de 2021. Este pulmón económico no se ha conseguido con la gestión de la propia caja, pues perdió 83,78 millones de libras (95 millones de euros) en 2018-2019, sino con la inyección de 500 millones de dólares por parte de Silver Lake a finales de 2019.
El Chelsea FC es el club que tiene más caja gracias a Abramovich, que mantiene más de 1.000 millones en préstamos
Tan solo el Chelsea FC puede jactarse de tener tal apoyo de su propietario, pues la liquidez mantenida por Roman Abramovich ha rondado siempre los mil millones de euros y alcanzó un pico de 1.135 millones al término de 2018-2019, según las cuentas anuales del club londinense. Es más, la dirección admite que es “su principal fuente de financiación”, lo que le permite no recurrir a los bancos.
Es la única manera de que el grifo siga abierto para un equipo que ha perdido dinero en cuatro de los último siete años, con unas pérdidas agregadas de 206,7 millones de euros entre 2012-2013 y 2018-2019. Pese a ello, el oligarca ruso es claro en las cuentas: “Se proporcionarán fondos suficientes para financiar el negocio en el futuro previsible”.
El Tottenham Hotspur no dispone de esta ventaja competitiva, razón por la que es el único de los seis grandes de la Premier que ha ganado dinero cada año al menos desde 2012-2013 y es el que acumula un mayor excedente desde entonces, con 383,6 millones de euros. Era el paso previo para conseguir unas condiciones favorables en la operación de deuda para construir el nuevo estadio, que hoy lo convierten en el miembro del Big Six con mayor deuda financiera: 844,7 millones.
Los Spurs dejan claro que “el club es suficientemente robusto para reaccionar a los cambios”, como demuestra su renuncia casi inmediata a acogerse al plan de ayudas del Gobierno de Reino Unido, por el que asume el 80% del salario de los trabajadores de aquellos negocios paralizados por el coronavirus. El Liverpool FC también tuvo que dar marcha atrás tras anunciar que utilizaría el mecanismo, acorralado igualmente por sus aficionados, que no entienden que el ajuste sea asumido por los futbolistas o vaya contra recursos propios.
Eso sí, su director general, Peter Moore, dejaba claro en su retracto que “en el espíritu de transparencia también debemos ser claros; a pesar del hecho de que estábamos en una posición saludable antes de esta crisis, nuestros ingresos se han cerrado pero nuestros gastos continúan”. Igual que el Tottenham, los Reds tienen un gran accionista, sí, pero su gestión es puramente empresarial y no se basa en los subsidios.
Fenway Sports Group, a su vez dueño de los Boston Red Sox de la MLB, adquirió el club en 2010 para relanzarlo. Muestra de ello son unas ganancias agregadas de 200 millones de euros desde 2012-2013, que han sido posibles gracias a que sus ingresos se han doblado y desde hace dos años es el segundo club que más factura de Inglaterra, sólo superada por el Manchester United.
Los Red Devils hace tiempo que dejaron de reinar en las islas sobre el césped, pero nadie ha sido capaz de disputarle su poderío económico en todos estos años. Sus ingresos se han incrementado un 71% desde 2012-2013, un ritmo superior al de City, Chelsea FC o Arsenal FC, alcanzando los 744 millones de euros en 2018-2019. Además, recuperó la senda del beneficio tras el golpe que supuso la última reforma fiscal de Donald Trump y llevó su posición de caja a niveles récord, con 350,4 millones.
El United tampoco menciona al Covid-19 en sus cuentas, pero sí hace una referencia clara a lo que podría suceder si, como todo apunta, la emergencia sanitaria desemboca en una recesión. “Nuestros ingresos de matchday y televisión dependen en parte de las rentas personales disponibles y de los presupuestos corporativos de márketing y hospitalidad”, advierte el club, que asume que, si las industrias recortan costes en un contexto recesivo, el patrocinio será una de las víctimas principales.
Este es el elemento al que también apunta el Arsenal, el club más estable en términos de ganancias, pero el que menos ha logrado aumentar su negocio en los últimos años. Aun así, los gunners son los más optimistas, pues en su referencia a la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) matiza que el coste adicional que tendría la conversión libra-euro en el mercado de fichajes se compensaría con los cobros que reciben de la Uefa por competiciones europeas.
Y ahí es donde está el principal riesgo para el resto de grandes clubes europeos, la mayoría en manos de pequeños socios o inversores locales que no disponen ni del pulmón de los grandes accionistas del Big Six, ni la posición de caja que les asegura eso junto a la generación constante de beneficios.
El Arsenal aseguraba que “el desempeño financiero de la compañía ha permanecido razonablemente inmune a las condiciones económicas recesivas”. Un hito que los Big Six deberán demostrar ante una crisis que la industria del deporte admite que es la peor de los últimos 75 años. De su habilidad para regatear, dependerá que puedan aprovechar un verano atípico.