Entorno

Fútbol sala base, la punta de lanza de España para alcanzar el ‘top five’ femenino

El país ha logrado aumentar un 13,7% las licencias de jugadoras desde el último Mundial, pero su estructura aún es escasa y representa menos de la mitad que en Alemania, Países Bajos, Francia, Suecia e Inglaterra.

Marc Menchén

17 nov 2017 - 04:59

España tira del fútbol sala femenino para colarse en el 'top five' de Europa

 

 

“Hablamos de lo mismo”. Es el eslogan de LaLiga para promover el fútbol femenino a nivel mediático, y bien podría utilizarse como el leitmotiv para conseguir que el liderazgo existente en categorías masculinas se extienda a las mujeres. En los últimos años se ha acelerado el trabajo, con un aumento del 13,7% del número de licencias femeninas desde el Mundial de Estados Unidos, pero el margen de recorrido es alto. Con 46.208 fichas federativas, España apenas tiene la mitad del tejido que países como Reino Unido o Alemania, pero también de mercados más pequeños como Suecia o Países Bajos.

 

Un estudio de la Uefa, al que ha tenido acceso Palco23, revela que España se encuentra en la sexta posición, aunque es el que más rápido crece, con un alza del 63% respecto a 2012, sólo superada por el 83% de Francia, que lleva temporadas incentivando esta actividad porque será la sede del Mundial de Fútbol en 2019. Por el contrario, Suecia crece un 38%, Países Bajos un 17%, Inglaterra un 12% y Alemania retrocede un 22%, aunque sigue líder.

 

El reto que tiene España por delante, no obstante, es conseguir alargar el itinerario profesional de las jugadoras, ya que el detalle de las licencias de la Federación, al que ha accedido Palco23, revela un avance muy intenso entre las más pequeñas que, después, no se traslada a las categorías adultas. Muestra de ello es que, en relación con la población, España también pierde la comparativa de federadas por mujeres.

 

 

 

 

La necesidad de una mejor estructuración de las categorías senior, que han venido reclamando equipos como el RC Deportivo, se refleja en el nulo avance del número de jugadoras profesionales, que hasta ahora optaban por buscar suerte en otros países, y el lento avance de futbolistas que siguen su carrera a nivel aficionado, que suben un 4,1% desde el verano de 2015. El avance es inferior en juveniles, del 2,4%, cuando la exigencia física y el itinerario vital de las jugadoras puede obligarlas a abandonar un deporte del que saben que no podrán vivir.

 

De ahí que la gran esperanza esté entre el fuerte crecimiento que están experimentando las categorías más tempranas, especialmente en el fútbol sala, que muchas veces es la antesala a la modalidad más practicada. El número de menores de cinco años con un balón en los pies se ha disparado hasta las 1.520 niñas, mientras que el aumento ha sido del 43,1% en prebenjamín (1.112 menores), del 94,7% en benjamín (3.578) y del 46,1% en alevín (4.627).

 

 

 

 

Pero, ¿qué sucede para que estos fuertes incrementos no se trasladen a las categorías superiores? Ana Rossell, exfutbolista y dueña del CD Tacón, atribuye este hecho a que “en España se permite el futbol mixto hasta infantil de segundo año. Las niñas empiezan a jugar fútbol mixto en los colegios y aguantan durante los primeros años, pero, al final, se desenganchan porque el círculo de amigas no practica ese deporte”.

 

Además, añade otro elemento: “cuando acaba la primaria, deja de haber fútbol mixto, y las niñas tienen que dar el salto al fútbol femenino en un club. Eso suele significar incomodidad: tienes que desplazarte, buscarte un club nuevo, todo se complica más. Muchos padres sí que hacen el esfuerzo de desplazarse con los niños, pero con las niñas no suele ocurrir del mismo modo. Todo influye”.

 

 

 

 

Rossell propone que se incluya el fútbol femenino como extraescolar obligatoria, mientras que otras voces sólo piden que se le dé el mismo nivel de oportunidad que a otras disciplinas como el baloncesto o la gimnasia rítmica, donde la presencia femenina es mucho mayor. También afecta la falta de competiciones a nivel autonómico que incentiven la voluntad de las jugadoras a seguir jugando, un problema que el Consejo Superior de Deportes (CSD) se ha propuesto atajar forzando a que las federaciones territoriales también se movilicen.

 

¿Cómo? A la hora de repartir el 1% de los ingresos por televisión de LaLiga, el Gobierno dará a las licencias de chicas y cualquier menor de 16 años un coeficiente de 1,5, mientras que las de los chicos a partir de juveniles tienen un valor de uno. Así, esperan que haya un mayor esfuerzo en la organización de ligas autonómicas de femenino, hoy inexistentes en algunas categorías, lo que obliga a fusionar equipos de diferentes edades.

 

Aunque por otra vía, a nivel mediático también se está trabajando para que el fútbol femenino se normalice, algo en lo que está siendo clave la triple alianza entre LaLiga, Mediapro e Iberdrola. El apoyo de estos tres agentes ha sido clave para aumentar la difusión de esta competición, a la que muchos esperan que pronto se sume el Real Madrid. ¿Será ese el próximo punto de inflexión?