Clubes
Los clubs de La Liga podrán invertir 250 millones más hasta 2020 por el recorte de deuda
6 feb 2017 - 05:00
“Volver al mercado tradicional de financiación”. Esta es una de las frases más repetidas en los despachos de La Liga para justificar el férreo control económico que se aplica a los clubs, y que los datos definitivos de la temporada 2015-2016 también ayudan a justificar. El conjunto de equipos de Primera y Segunda División logró mantener beneficios por quinto año consecutivo, con 166,3 millones de euros. Incluso eliminando el efecto positivo que siempre imprimen FC Barcelona y Real Madrid, mejoraron todos los ratios, incluido el del patrimonio neto y la reducción de deuda.
Un trabajo que, según apunta un estudio interno de la patronal, otorgará a los clubs una capacidad inversora adicional de 250 millones de euros hasta 2020. Este importe, que no incluye a los dos grandes, es el resultado de calcular el margen de recursos libres que tendrían los equipos de la Liga Santander y la Liga 1|2|3 gracias al aumento de ingresos esperado por el nuevo ciclo audiovisual y otras actividades, así como por la paulatina reducción del apalancamiento y de los costes financieros.
"Si no hiciéramos nada excepcional en las próximas tres temporadas, la deuda irá bajando sucesivamente cada año por los calendarios establecidos, y de ahí subyace que los equipos, sin contar a Barça y Madrid podrían mantener unos beneficios de en torno a los 90 millones de euros por año, suficiente para invertir", explica Javier Gómez, director general corporativo de La Liga. Una capacidad de inversión, tanto en estadios como en otras infraestructuras como ciudades deportivas o tecnología, que podría ser recurrente en el tiempo "si se llega al consenso de que es un 1,5 veces es un buen ratio de deuda financiera sobre ebitda".
No es una cuestión menor, como se ha evidenciado este fin de semana, con partidos suspendidos por riesgo de desprendimiento de cubiertas o gradas vacías por la lluvia. Además, existe la necesidad por parte de muchos equipos de realizar grandes inversiones en sus estadios para adaptarlos a las exigencias del siglo XXI: utilidad durante los 365 días del año y no sólo en los partidos; oferta comercial complementaria para completar la experiencia del aficionado; cubiertas que eviten bajas en días de lluvia, y, sobre todo, conectividad para atraer a los millennials, que no entienden ver un partido sin atender a una segunda pantalla en la que consultar datos o compartir sus opiniones en redes sociales.
"Si nosotros no tenemos conectividad en los campos vamos a perder a espectadores", señala Javier Tebas, presidente de La Liga. El dirigente también aboga por esa mejora de la oferta de entretenimiento y que acudir a un partido sea un evento aún más familiar. "El público femenino es un nicho que también tenemos que trabajar", acuña, sobre un segmento de la población que hoy tiene poco peso en la asistencia a los estadios y que ayudaría a apuntalar la tendencia alcista de estos últimos dos años.
Los dos proyectos de mayor envergadura son los de Barça y Madrid, que superan los 400 millones de euros en ambos casos, pero también hay importantes iniciativas en marcha: el Villarreal CF sigue realizando pequeñas mejoras; el Real Betis está ampliando uno de los fondos; la Real Sociedad pronto iniciará la remodelación de Anoeta; el Sevilla FC está limpiando la imagen del Sánchez Pizjuán, y el RC Celta mantiene un pulso con el Ayuntamiento de Vigo por la propiedad y necesaria modernización de Balaídos. Incluso el recién ascendido Deportivo Alavés ha presentado un ambicioso plan de obras.
Tebas admite que se trata de un escenario nuevo, en el que "ahora hay que hablar de creación de valor". Eso sí, advierte de la importancia de no caer en errores de épocas anteriores: "No tenemos que olvidarnos de nuestro pasado. Año a año vamos mejorando nuestros números, pero no hace mucho tiempo había clubs cuya deuda los podía hacer inviables", recuerda.
Los años de bonanza y la falta de profesionales en la gestión provocó que muchos equipos acumularan altísimos apalancamientos, como evidencia que entre 1999 y 2010 se cuadruplicó la deuda del fútbol español. Sin embargo, esta tendencia empezó a revertirse hace tiempo: entre 2011 y 2016, la deuda bruta ha bajado de 3.679,3 millones a 3.274 millones, lo que representa una caída del 11%. En términos netos, es decir, restada la tesorería, las inversiones financieras y lo que les deben otros clubs, el recorte es del 22,3%, hasta 2.439,7 millones de euros.
Los cálculos que maneja La Liga apuntan a una nueva reducción al cierre del ejercicio en curso, lo que apuntalaría aún más los ratios de solvencia. “Empiezan a acercarse a niveles similares a los de otros sectores económicos tradicionales”, comentan en la patronal. En la Liga Santander, el ratio de deuda neta sobre ingresos ha bajado de un múltiplo de 1,57 en 2011-2012, a 0,92 en 2015-2016; eliminando el efecto de Barça y Madrid, el resultado es igualmente positivo: de un múltiplo de 2,42 a uno de 1,26. En este mismo período, el de la Liga 1|2|3 ha bajado drásticamente, de 4,52 a 2,21 veces.
La patronal mantiene su idea de mostrar datos neteados del efecto de El Clásico, un negocio que aún representa una parte importante del negocio y que no ayuda a reflejar la realidad del conjunto de la competición, que se mueve en parámetros muy distintos a los de ambos clubs. Barça y Madrid, por ejemplo, suponen una parte importante de la deuda neta, con 700,2 millones y un ratio de deuda neta sobre ingresos que ronda el 0,5.
Estos ratios mejoran aún más si se toma como indicador la deuda financiera neta sobre ebitda, que es el que habitualmente utilizan las compañías y que, en el caso del fútbol español, tiene otro elemento favorable a sus intereses. El grueso del apalancamiento acostumbra a estar ligado a la compraventa de jugadores, que es una parte fundamental del negocio actual del fútbol, tanto para los formadores que venden su talento, como para aquellos que no tienen otro remedio que adquirirlo. En este escenario, el múltiplo al cierre de 2015-2016 era de 2,39, y la previsión es que baje a 1,97 en junio de 2017. Si se suman Barça y Madrid, la evolución prevista es de 1,61 a 1,31 veces.
"Las entidades financieras ya nos empiezan a entender", celebra Javier Gómez, que desde La Liga también ha querido promover junto a Pwc la elaboración de ratios de solvencia para que la banca entienda la realidad de cada club. "Ahora mismo darle dinero a un club es una bicoca para los bancos", añade Tebas, sobre la seguridad que tiene la recuperación del dinero, no sólo por la mayor solvencia y tesorería de los equipos, sino también por los controles que pasan.
En la actualidad, sólo hay dos casos que preocupan de forma relativa en las oficinas del número 10 de Hernández de Tejada. El Atlético de Madrid, cuya reorientación del proyecto Mahou-Calderón ha cargado otros 160 millones de deuda al balance que se cancelará cuando venda los terrenos, y el Valencia CF, cuya viabilidad está sujeta a los compromisos adquiridos para comprar el club por parte de Peter Lim, figura muy cuestionada ahora por la afición.
Los dos equipos figuran junto al Barça en el grupo de entidades deportivas con una deuda superior a los 350 millones de euros. En un escalón inferior, con 324,4 millones de euros, figura la entidad que preside por Florentino Pérez, y ya sólo hay un club más con más de 100 millones en compromisos pendientes. Ahora bien, es un caso que en la patronal no preocupa, ya que es el RC Deportivo, con 128,8 millones, pero que prácticamente en su totalidad corresponde al convenio de acreedores firmado en su día y tiene un calendario de amortización a más de treinta años, que además se está cumpliendo año a año.
En un escalón inferior está el RCD Espanyol, cuya situación preocupaba, y mucho, antes de que Rastar Group adquiriera la mayoría accionarial. De hecho, su entrada en el accionariado, así como la capitalización de una parte importante de los préstamos que ofreció para pagar a proveedores, ayudarán a que al cierre de 2016-2017 pueda presentarse un recorte adicional.
El grueso de la competición se mueve con apalancamientos inferiores a los 60 millones de euros, y algunos como la SD Eibar, incluso con superávit gracias a su política de gestión y los excedentes de tesorería que mantiene invertidos en productos financieros.
Una situación envidiable para algunas entidades de Segunda División, donde sólo dos casos mantienen en alerta al equipo de control económico: el Real Zaragoza, con 87,5 millones de pasivo neto, y el Real Valladolid, con 49 millones, están reduciendo a cuenta gotas sus compromisos, con las limitaciones que eso conlleva para poder optar al ascenso de categoría. En la misma, 17 de los equipos participantes tienen deudas por menos de 20 millones de euros, mientras que otros tres se mueven entre los 20 millones y los 40 millones.