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DiR: los entresijos de su ‘crowdfunding’ para sortear a la sequía de la banca

Dividendos variables, valoraciones al alza y descuentos en las cuotas han sido la base para que la cadena catalana haya logrado casi un millón de euros entre particulares en lugar de préstamos.

Patricia López

1 sep 2017 - 04:59

DiR: los entresijos de su ‘crowdfunding’ para sortear a la banca

 

El crowdfunding se ha convertido en la fórmula más utilizada por DiR para conseguir recursos con los que abrir nuevos clubes. En los últimos nueve meses ha cerrado dos rondas de financiación con los que ha levantado 833.400 euros, que le han permitido inaugurar dos gimnasios. Satisfechos con el resultado, la compañía ha abierto una tercera ronda por 400.000 euros, para seguir creciendo con gimnasios de proximidad. Pero, ¿cuál es plan de negocio y los incentivos que ya han convencido a más de 200 particulares?

 

La cadena se vio fuertemente afectada por la subida del IVA y la crisis, y, aunque en enero de 2015 logró refinanciar 17 millones con la banca (el pasivo total era de 30 millones), la losa aún era grande para poder acelerar en solitario. La primera vez que DiR decidió no recurrir a la tradicional emisión de bonos entre sus socios para apostar directamente porque fueran accionistas fue a finales de 2016. En junio, el fundador de la compañía, Ramón Canela, anunció que también empezarían a franquiciar su modelo para acelerar la expansión, en un contexto de creciente competencia en Barcelona y aún sin el pulmón necesario para crecer sin ayuda externa. 

 

De entrada, la compañía ha aumentado el importe de las rondas para captar más dinero ante el interés suscitado. En la primera campaña en Crowdcube se levantaron 450.000 euros pese a que el objetivo inicial era 360.000 euros, una cantidad que descendió a 306.000 euros en la segunda. Ya en la tercera, dirigida a abrir el BDiR Alcúdia, la intención es captar 400.000 euros. La aportación de la empresa ha sido de 93.000 euros, 63.000 euros y 150.000 euros en cada caso.

 

 

En sintonía con el aumento de la cantidad requerida, la compañía también prevé un aumento escalonado de las ventas y del beneficio. Las diferencias podrían deberse tanto a la evolución favorable de la economía en los últimos meses como a la rentabilidad prevista para cada centro. En cualquier caso, estas previsiones ponen de referencia que la cadena fundada por Ramón Canela se muestra cada vez más optimista respecto al crecimiento de la marca.

 

Una de las variaciones ha sido la valoración económica otorgada a cada nueva instalación. BDiR Mallorca, que abrió en mayo, se valoró en 1 millón de euros tras la ampliación de capital, por los 779.000 euros que se tasó el de calle Enric Granados, y los 1,4 millones en el que se valorará el de Alcúdia si se cierra la ronda iniciada.

 

Con el paso de las operaciones, DiR también ha decidido cambiar su política de retribución al accionista. A mayor inversión requerida, mayor retorno. Por ejemplo, el club de Mallorca asegura a sus accionistas un dividendo mínimo anual del 3% hasta 2020. A partir de entonces, la sociedad “tiene la intención – no obligación – de repartir un 20% del beneficio”, según recoge la compañía en su documento de retorno de la inversión. Por el contrario, en Granados ya no hay un retorno asegurado y sólo se habla de voluntad de repartir un dividendo del 25% a partir de 2021, que asciende al 50% en Alcúdia.

 

 

Además de estas condiciones, DiR ha intentado seducir a sus clientes reales y potenciales, ofreciendo una serie de recompensas a quienes se decidan a entrar en el accionariado, de modo que aquellos que aporten 180 euros tenían matrícula gratis y un 5% de descuento en la tarifa mensual, mientras que la promoción asciende al 15% si la inversión es de 1.020 euros.

 

Respecto a la expectativa de ingresos, el BDiR Mallorca, primer club que abrió gracias al micro mecenazgo, las ventas previstas durante los primeros cuatro años de funcionamiento son de 1,7 millones de euros. En Granados ascienden a 2,1 millones, mientras que el pronóstico de ingresos del BDiR Alcudia asciende a 2,7 millones de euros.

 

Lo mismo ocurre con el presupuesto de pérdidas y ganancias, ya que este último club es el que espera unos números rojos más elevados durante su primer año, pero tras cuatro ejercicios operando es también el que prevé acumular más beneficios, con un acumulado de 124.972 euros, por los 63.318 euros de Granados y los 73.176 de Mallorca.

 

  

DiR también ha engordado el gasto en personal desde la primera hasta la tercera campaña pese a que en los tres casos se plantea el mismo concepto: un club de proximidad en un espacio de entre 600 metros y 800 metros cuadrados dividido en tres salas. No obstante, para el cuarto año en funcionamiento se estima un gasto en salarios de 56.000 más en el centro de Nou Barris que en el de Calle Mallorca.

 

Esta estrategia de recurrir a capital externos no es nueva en DiR, pero ha ido cambiando con el paso del tiempo. Mientras que años atrás esta fórmula se basaba en la emisión de bonos de deuda a cambio de un interés, ahora la cadena busca accionistas que asuman un riesgo a cambio de un potencial beneficio. De ahí que abra campañas de crowdfunding o venda la licencia de su marca a terceros interesados en explotarla.

 

YogaOne, que a diferencia de BDiR no exige tanta inversión para abrir, sí ha firmado contratos de franquicia con tres socios. Este modelo de expansión también está pensado para los gimnasios de proximidad pero, dado que se precisa mayor capital, por el momento no ha seducido a terceros y la empresa ha optado por apoyarse en pequeños inversores. Y todo ello con el objetivo de financiar su rápido crecimiento en un momento en que las cadenas nacionales están elevando la competencia en Barcelona, una ciudad tradicionalmente dominada por DiR.