Opinión
Que la inercia del partido a partido no nos frene
2 ene 2019
La industria del deporte vive una de sus mejores époacas, y eso casi nadie lo discute. Los bichos raros ya no somos aquellos que nos calzamos unas zapatillas para salir a correr el fin de semana, y ver un partido de fútbol, baloncesto o tenis se ha consolidado como una opción de entretenimiento válida y no reservada a una tarde de bar. Pero esta situación de bonanza no debería engañar a nadie: el crecimiento experimentado en los últimos años ha estado muy influenciado por la escasa penetración de mercado que tenían hasta ahora estas propuestas, y los últimos doce meses han evidenciado que ha llegado el momento de la verdad: construir una propuesta de valor para crecer a largo plazo o vivir en la autocomplacencia.
La inercia positiva del último lustro ha permitido que el negocio creciera prácticamente para todos, desde clubes a cadenas de gimnasios, pasando por fabricantes de artículos y promotores de carreras propulares. Sin embargo, en un contexto de incipiente ralentización económica y contención del gasto de los consumidores, es el momento de que las organizaciones decidan qué rol quieren tener en la industria y la sociedad. Si la idea de ir partido a partido esconde la búsqueda del liderazgo o sólo cubrir el expediente. Las estadísticas avalan que aún hay casi un 50% de la sociedad que no ve el deporte como una alternativa real en su tiempo libre, sea para consumirlo o practicarlo.
La mitad de una población que requerirá mucho más que unos precios bajos, la proximidad a su puesto de trabajo o la identificación con unos colores. Hablamos de crear experiencias en las que el deporte es la principal variable, pero en la que influyen muchos otros elementos que aún hoy no se incluyen en la agenda de parte del sector. Este 2018 ha sido un buen año, y confío en que 2019 lo sea aún más, pero que la goleada al descanso no haga pensar en una victoria inmediata.
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